Probablemente, todos los que sueñan con una figura esbelta desearían que el proceso de pérdida de peso progresara lo más rápido posible.
Sin embargo, perder 10 kg en un mes puede tener graves consecuencias para la salud.
Una pérdida de peso de 2-2,5 kg al mes se considera fisiológica. Si excedes esta cifra provocarás un shock en tu organismo. Como resultado, tendrás que enfrentarte a toda una serie de consecuencias desagradables.
Uno de los principales problemas que surgen con la pérdida de peso repentina son los trastornos metabólicos.
Cuando el cuerpo pierde peso demasiado rápido, no tiene tiempo para adaptarse a los cambios. Esto provoca alteraciones en las reacciones bioquímicas, lo que altera el equilibrio entre proteínas, grasas e hidratos de carbono.
Como resultado, pueden surgir problemas con el funcionamiento de los órganos internos.
Otra consecuencia indeseable de la pérdida de peso rápida es el efecto yo-yo.
Tan pronto como una persona abandona una dieta estricta, el cuerpo, que estaba en estado de estrés, aprovecha la oportunidad y comienza no solo a recuperar los kilos perdidos, sino que también puede ganar otros adicionales.
Esto sucede porque el cuerpo “recuerda” el estrés y comienza a almacenar depósitos de grasa en caso de inanición futura.
No debemos olvidarnos del aspecto psicológico. La pérdida rápida de peso puede provocar trastornos alimentarios.
Las personas que intentan perder peso rápidamente a menudo se obsesionan con controlar su alimentación, lo que puede conducir a la anorexia o la bulimia.
Por último, cuando se pierde peso rápidamente, la grasa suele desaparecer junto con el músculo y la pérdida de masa muscular, a su vez, ralentiza el metabolismo. Como resultado, perder más peso se convierte en una tarea aún más difícil.
