Para muchos, los donuts son un manjar favorito desde la infancia: aireados, tiernos y siempre con una corteza crujiente.
Para que sus productos horneados queden exactamente así, escuche los consejos de amas de casa experimentadas.
No importa qué receta uses: puedes usar kéfir, levadura, requesón, leche condensada y muchas otras cosas como base, pero en todos los casos la harina debe ser la misma: blanca y tamizada.
Además, la calidad de la levadura es importante. Para comprobar si la levadura que encontramos en el frigorífico es apta, disolverla en el agua de la receta, añadir azúcar y un poco de harina, y pasados 15 minutos comprobar si se ha formado espuma en la superficie de la masa.
Si no lo tiene, no pierda el tiempo ni la comida: vaya a la tienda a buscar levadura fresca.
Para evitar que la masa y la masa se asienten durante la fermentación, asegúrese de que no estén en corriente de aire.
Por cierto, la masa se debe agregar a la harina principal, haciendo una depresión en ella.
Antes de pasar a la etapa final: freír los donuts, debes dejarlos reposar un rato.
Finalmente, las rosquillas se deben freír en mantequilla derretida o aceite vegetal de buena calidad e inodoro, esperando hasta que la temperatura del aceite suba a 180-200 grados. Si la temperatura es demasiado baja, las donas absorberán aceite y no quedarán doradas, y viceversa: si la temperatura es demasiado alta, rápidamente se formará una costra, pero el interior de la dona quedará crudo.