Basta tener en cuenta un solo matiz para que un plato de ternera sea un auténtico placer para el paladar.
A las amas de casa sin experiencia no les gusta cocinar carne de res. El plato resulta duro como el caucho, por lo que se opta por carne de cerdo o pollo.
Pero basta con corregir un error que se comete al inicio de la cocción. Entonces no tendrás que renunciar a tu plato favorito porque esperas un fracaso.
La raíz del problema radica en un preprocesamiento inadecuado. Los chefs experimentados recomiendan preparar la carne con antelación.
Por ejemplo, cuando se planifica cocinar para mañana, la carne se transfiere del congelador al refrigerador por la noche.
La carne no se coloca en un bol, sino en un colador, que se coloca en un recipiente hondo. Es importante que la carne no entre en contacto con agua, que se irá acumulando a medida que se vaya descongelando. Además, la carne se envuelve en una toalla de papel mientras se descongela.
Gracias a este truco, el plato de ternera resulta más suave, no hay asociaciones con la "goma". Una marinada a base de kiwi o piña asegurará el resultado.