Cualquier ama de casa que pase mucho tiempo en la cocina debe disponer de trucos salvavidas que puedan resultar útiles en el proceso de cocción.
Si estás pensando en preparar una ensalada para la cena, pero notas que los ingredientes han perdido su frescura después de guardarlos en el frigorífico, un sencillo truco te ayudará.
Sumerja sus productos en agua helada durante unos minutos y observe cómo cobran vida instantáneamente: la lechuga y los pepinos se vuelven crujientes y vibrantes, perfectos para su plato.
Este método también se puede utilizar para “dar vida” a medio limón.
En el proceso de preparación de un plato en particular, a menudo necesitamos levantar la tapa de la sartén para comprobar que esté listo o, por ejemplo, añadir especias. Surge la pregunta: ¿dónde poner la tapa cuando no se utiliza?
La solución es muy sencilla: basta con introducir la tapa en el asa de la sartén, enganchándola así al lateral del recipiente.
Probablemente hayas notado que el hielo que se sirve en los restaurantes en recipientes separados o que se agrega a las bebidas preparadas es cristalino y transparente. En casa, a menudo resulta turbio y opaco.
Pero no te desesperes: en lugar de verter agua directamente del grifo en las cubiteras, utiliza agua hervida.
Como resultado, el hielo se volverá transparente sin ningún otro esfuerzo.
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