Hay verduras que se pueden comer crudas. Se trata de zanahorias, guisantes, espinacas, coliflor y muchos otros productos.
Sin embargo, los cocineros suelen recurrir al tratamiento térmico de dichos alimentos.
Surge entonces la pregunta: “¿Las sustancias importantes permanecerán en las verduras?”
Si sigues ciertas reglas, los productos no solo serán saludables, sino también muy sabrosos.
Las recomendaciones que se enumeran a continuación también se aplican a las verduras que requieren un tratamiento térmico obligatorio (por ejemplo, patatas).
A la hora de picar las verduras que se van a cocinar, es recomendable hacer los trozos lo más grandes posible.
El hecho es que dicho corte ayuda a conservar las sustancias útiles del producto incluso después de haber estado en agua hirviendo durante mucho tiempo.
Además, es deseable que los trozos de verdura sean aproximadamente del mismo tamaño. El cumplimiento de esta regla es la clave para que el plato se cocine de manera uniforme.
También son importantes los platos en los que el cocinero planea cocinar verduras.
Es recomendable utilizar una sartén de aluminio o esmaltada. Los compuestos útiles se conservan cuando se cocinan productos vegetales en dichos recipientes.
El tratamiento térmico de las verduras debe realizarse en un líquido inicialmente salado.
La adición oportuna de cloruro de sodio aumenta las posibilidades de conservar el sabor brillante y las vitaminas de los alimentos.
Curiosamente, es recomendable añadir un poco de azúcar granulada al agua.
Este producto a granel mejorará el sabor de las verduras.
Las frutas en rodajas no se deben colocar en agua fría.
Es recomendable que las verduras estén en el líquido ya burbujeante.