En otoño, la población mundial compensa intensamente la falta de vitaminas. Tradicionalmente, el énfasis se ha desplazado hacia la vitamina C, así como hacia la vitamina D: lecciones de la pandemia.
Pero estas no son las únicas vitaminas vitales que determinan la frecuencia con la que una persona estará de baja por enfermedad.
Los expertos recuerdan el invierno y las heladas, cuando se producen fracturas por falta de vitaminas.
Pocas personas piensan en ello, pero el calcio no es lo único que fortalece los huesos de una persona ante la perspectiva de acabar en urgencias.
La vitamina K juega un papel importante en este sentido.
Participa en la síntesis de osteocalcina. Esta es una proteína que se encarga de la mineralización ósea.
Es extremadamente importante que todas las personas mayores de 50 años consuman alimentos que contengan esta vitamina.
Tradicionalmente se trata de verduras (espinacas, repollo, espárragos, judías, perejil, guisantes y chirivías, zanahorias).
De las bayas es necesario comer arándanos y de las grasas vegetales: aceites de colza, maíz y oliva.
Debes incluir en tu dieta aguacate, hígado de ternera, carne de res o cerdo y definitivamente productos lácteos.
Es importante recordar que la falta de vitamina K provoca problemas no sólo en el sistema esquelético. Se produce osteoporosis, problemas en las articulaciones, dientes, uñas y cabello.
Además, la vitamina K aumenta la resistencia, favorece la producción de energía, apoya el tracto gastrointestinal, previene la formación de cálculos renales y protege contra los procesos inflamatorios.