Durante mucho tiempo se aceptó generalmente que se podía mejorar la vista comiendo arándanos.
Pero aunque la baya es buena para la salud, no es la única que tiene un efecto positivo sobre la agudeza visual.
Los expertos de Rospotrebnadzor hablaron sobre qué alimentos se deben incluir en la dieta para favorecer la visión.
Este pigmento tiene un efecto positivo sobre la agudeza visual (incluida la capacidad de ver en el crepúsculo y en la oscuridad), bloqueando hasta el 40% de la dañina radiación ultravioleta. También fortalece las paredes de los vasos sanguíneos de los ojos.
Los arándanos, las espinacas, así como el brócoli y las coles de Bruselas, las grosellas negras, los tomates y las zanahorias, la calabaza y el calabacín son ricos en luteína.
Además, el tratamiento térmico mejora la digestibilidad de la luteína.
Los frutos amarillos contienen este pigmento. Sus propiedades son similares a las de la luteína.
La dieta debe incluir maíz, guisantes, calabaza y melón, melocotones, mangos, azafrán, pimentón, que se pueden consumir frescos o procesados.
Estas sustancias se encargan de hidratar la córnea y forman parte del pigmento de la retina. Su deficiencia reduce la capacidad de ver en la oscuridad.
Hay mucha vitamina A en la yema de los huevos de gallina y en la mantequilla. Hay mucho betacaroteno en las zanahorias, así como en las verduras y frutas de color naranja.
Pero la vitamina A se absorbe mejor si se comen verduras con aceite vegetal o crema agria.
Responsable de la presión intraocular, previene cambios en la retina.
Se encuentra en abundancia en el trigo germinado (1 cucharada de brotes equivale a la dosis diaria de vitamina E), las nueces, el aguacate, las espinacas y el aceite vegetal sin refinar.
El zinc previene el envejecimiento del cristalino y favorece la absorción de las vitaminas A y E.
Se encuentra en gran cantidad en las semillas de sésamo, las nueces, la carne de res, los cacahuetes, las legumbres y los huevos.
Omega-3 y Omega-6
Previene la sequedad corneal y previene el desarrollo de cataratas.
Se encuentran en abundancia en los pescados grasos de mar (salmón, arenque y caballa), aceite de linaza, semillas y nueces.