Imagínese una dieta en la que casi todas las verduras estuvieran prohibidas: patatas, tomates, berenjenas, pimientos...
Suena absurdo, pero así es exactamente el sistema de nutrición paradójico que está ganando popularidad.
Sus autores están convencidos de que los alimentos tradicionales “saludables” impiden perder peso. ¿Dónde está la verdad y dónde está el marketing?

La base del método es el rechazo de las lectinas, proteínas que supuestamente causan inflamación y bloquean la pérdida de peso. La lista de productos prohibidos es impresionante: frijoles, cereales, la mayoría de las frutas, nueces e incluso café.
Sólo se permiten frutas de temporada, carnes, pescados y... complementos dietéticos del creador de la dieta.
Al mismo tiempo, no existe evidencia científica de que las lectinas sean dañinas para los humanos: hace 20 años, la investigación se limitaba a experimentos con roedores.
Los expertos admiten que las lectinas presentes en los frijoles crudos pueden irritar el tracto gastrointestinal. Sin embargo, el tratamiento térmico los neutraliza.
Eliminar grupos enteros de alimentos priva al cuerpo de fibra, vitaminas y minerales.
“La pérdida de peso con esta dieta no se produce por el rechazo de las lectinas, sino por la reducción del azúcar y de los alimentos procesados”, señalan los nutricionistas.
¿Vale la pena el riesgo? Sí, los kilos están bajando. Pero el precio a pagar es un desequilibrio de la microflora, deficiencia energética y riesgos para la salud a largo plazo.
La dieta paradójica es como jugar a la ruleta rusa: puedes perder peso, pero las consecuencias son impredecibles.
Hasta que la ciencia confirme los beneficios del sistema, no vale la pena experimentar con él. Es mucho más seguro elegir una dieta en la que las verduras sigan siendo amigas en lugar de enemigas.