Como su nombre indica, la dieta marina se basa en el consumo de pescados y mariscos.
Estos alimentos son excelentes fuentes de proteínas, que se absorben más rápido que las proteínas de la carne y las aves.
El pescado y el marisco tienen otra ventaja: su alto contenido en ácidos grasos omega-3 y omega-6.
Estas grasas saludables ayudan a reducir el colesterol en sangre y fortalecer el sistema cardiovascular.
Además, el pescado contiene mucho fósforo, necesario para el funcionamiento normal del sistema nervioso.
Una deficiencia de este elemento puede provocar un empeoramiento del estado de ánimo, apatía y somnolencia.
También contiene yodo, que es importante para el funcionamiento de la glándula tiroides.
Así, la dieta marina no solo ayuda a perder kilos de más, sino que también tiene un efecto beneficioso sobre el organismo.
Crear una dieta tampoco será difícil.
En esta dieta, dos comidas consisten en pescado o marisco en combinación con cualquier verdura y una en pescado con 50 gramos de cualquier cereal.
La ración óptima de pescado o marisco es de unos 180 gramos a la vez.
Como refrigerio, se le permite beber 200 ml de un producto lácteo fermentado, cuyo contenido de grasa no exceda el 4%.