Todavía existe un debate en la sociedad sobre si el agua con gas realmente puede ayudar a perder peso.
Los científicos han puesto todos los puntos sobre las íes al realizar recientemente un estudio correspondiente.
Este trabajo demostró que los refrescos pueden inducir una sensación de saciedad, lo que se sabe que es útil en términos de control del apetito.
Además, el agua es sumamente importante en el proceso metabólico en el que la grasa almacenada se transforma en energía.
Dióxido de carbono y glucosa.
Sin embargo, los científicos no han encontrado pruebas 100% de las afirmaciones de que los refrescos ayuden a perder peso.
Lo único que se sabe con certeza (el material fue publicado en una de las revistas científicas) es que el dióxido de carbono en dicha agua reduce el nivel de glucosa en la sangre.
Sí, y aquí hay un matiz. Los científicos dicen: cuando el dióxido de carbono ingresa al torrente sanguíneo, estimula el metabolismo de la glucosa, pero el efecto es de corta duración.
Esto significa que es insignificante para perder peso.
Además, si bebes refrescos con azúcar, puedes ganar peso.
Por este motivo, los nutricionistas recomiendan beber bebidas que no contengan azúcar ni edulcorantes artificiales.
¿Quién se beneficia y quién perjudica?
El agua con gas puede proporcionar beneficios digestivos a las personas que tienen problemas de motilidad estomacal lenta.
Las burbujas de los refrescos ayudan a mover los alimentos a través del tracto digestivo, reduciendo así las molestias.
Sin embargo, los expertos advierten que es extremadamente importante observar la medida, de lo contrario puede producirse una formación excesiva de gases, hinchazón y malestar.
Los nutricionistas admiten que los refrescos pueden formar parte de una dieta equilibrada.
Pero, vuelven a repetir, esta agua no es la panacea para quienes quieren adelgazar.
Para esta categoría de ciudadanos, las principales opciones para solucionar su problema son la actividad física tradicional y la alimentación sana.