Desafortunadamente, no se les ha ocurrido ninguna otra forma de perder peso que no sea hacer dieta y hacer ejercicio.
Pero también sucede que una persona que está perdiendo peso sigue estrictamente las restricciones dietéticas y también visita regularmente el gimnasio, pero su peso solo aumenta.
Resulta que a veces el entrenamiento puede ser la causa de esto, y no se trata de aumentar la masa muscular.
Apetito fuera de control
Como resultado de la investigación, se llegaron a dos conclusiones contradictorias.
Algunos científicos creen que el ejercicio de intensidad moderada a alta reduce el apetito, mientras que otros creen que hacer ejercicio en el gimnasio puede provocar un aumento del apetito.
Sólo hay una conclusión: todos somos individuales, lo que significa que usted puede ser uno de los que se ven obligados por el deporte a comer más.
Para asegurarse de tener un déficit de calorías, controle su ingesta de calorías de la forma que le resulte más cómoda.
El entrenamiento se ha convertido en una fuente de estrés
Una vez más, los científicos no han llegado a un consenso: mientras algunos creen que el ejercicio es un remedio eficaz para el estrés, otros creen que la actividad física excesiva afecta la salud del cerebro, lo que afecta al microbioma intestinal.
Sin embargo, a veces el motivo no es una carga grave, sino experiencias emocionales. Por ejemplo, la ansiedad aparece cuando piensas que no podrás hacer frente a la tarea del entrenador o cuando todos los participantes en un entrenamiento grupal parecen más delgados que tú.
El resultado es el mismo: se produce cortisol, el metabolismo se ralentiza y el peso permanece igual o aumenta.
El ejercicio interfiere con el sueño
Algunas personas, después de pasar una hora con aparatos de ejercicio hasta la mañana, dan vueltas en la cama. Como resultado, se enfrentan al problema de la falta de sueño, que suele ir acompañada de comer en exceso.
Los eventos se desarrollan de esta manera cuando la gente practica deportes demasiado tarde en la noche. Esto hace que los niveles de endorfinas aumenten, provocando un aumento de energía que dificulta conciliar el sueño.
Para solucionar este problema suele bastar con aumentar el intervalo de tiempo entre el entrenamiento y el sueño.