Esta sartén está en todos los hogares: libera veneno cada vez que la fríes

28.02.2025 02:00

¿Has notado que después de freír huevos o chuletas en tu sartén de teflón favorita, te empieza a doler la cabeza y te empieza a doler la garganta?

Esto no es un accidente: así es como tu cuerpo reacciona al veneno invisible que se libera cuando se calienta.

El teflón que recubre la sartén contiene ácido perfluorooctanoico (PFOA), una sustancia prohibida en Europa y Estados Unidos desde 2015.

sartén
Foto: © Belnovosti

Pero las sartenes viejas todavía acumulan polvo en las cocinas, y las nuevas, aunque están “libres de PFOA”, todavía emiten gases tóxicos cuando se sobrecalientan.

Por ejemplo, al freír un filete a fuego alto, la temperatura de la superficie alcanza los 250 °C y el recubrimiento comienza a evaporarse, provocando la “fiebre del teflón”: tos, escalofríos, dolor en el pecho.

Y si hay arañazos en la sartén (y aparecen después de un mes de uso), las micropartículas de teflón llegan directamente a los alimentos, acumulándose en el hígado y los riñones.

Pero ¿cómo llegó este veneno a nuestros hogares? La historia del teflón comenzó en 1938, cuando unos químicos crearon accidentalmente una sustancia resbaladiza que era resistente a la temperatura y a los productos químicos. Comenzó a utilizarse en la industria militar, y más tarde para la producción de vajillas.

Los fabricantes ocultaron datos de toxicidad durante años hasta que miles de trabajadores de fábrica desarrollaron cáncer. Hoy en día, el PFOA se encuentra en la sangre del 98% de las personas, pero las sartenes todavía se venden bajo el lema de “respeto al medio ambiente”.

¿Qué debemos hacer? El primer paso es desechar cualquier utensilio de cocina de teflón que esté rayado. Incluso aunque parezca intacto, las microgrietas son invisibles a la vista. El segundo paso es elegir una alternativa segura. Por ejemplo, sartenes de hierro fundido.

Sí, son más pesados, pero duran décadas. Para evitar que el hierro fundido se oxide, es necesario “calentarlo”: frotar la superficie con sal, calentar hasta que humee, luego engrasar con aceite vegetal y calentar durante otros 10 minutos.

Después de esto, quedará antiadherente y protegido de la corrosión. Los utensilios de cocina de cerámica son ideales para huevos revueltos y panqueques: no requieren aceite, son fáciles de limpiar y pueden soportar temperaturas de hasta 400 °C.

Pero esto también tiene sus trampas. Las cerámicas baratas a menudo contienen plomo y cadmio, que se filtran en los alimentos cuando se calientan. Compre utensilios de cocina etiquetados "sin plomo" y evite los acabados con colores brillantes: los tintes también son tóxicos.

Otra opción son las sartenes revestidas de piedra. Están fabricados con virutas de mármol y cerámica, no se rayan y no emiten sustancias nocivas. Pero no se pueden sobrecalentar: máximo 220 °C.

¿Qué pasa con el efecto antiadherente? El hierro fundido y la cerámica requieren un cuidado adecuado. Nunca los lave con productos agresivos, sólo con agua caliente y una esponja suave.

Después del lavado, la sartén de hierro fundido debe secarse en el fuego y engrasarse con una fina capa de aceite para evitar la oxidación. Guarde la cerámica con una toalla de papel en el interior para protegerla de que se astille.

Y recuerda: incluso los utensilios seguros pueden matar si se usan incorrectamente. Las espátulas de metal rayan la superficie y el lavado en el lavavajillas destruye la capa protectora. Elija herramientas de madera o silicona y lave las sartenes a mano.

¿Qué pasa con las viejas sartenes de aluminio? Son ligeros, pero al calentarse liberan iones metálicos que se unen a las proteínas de los alimentos y provocan Alzheimer y anemia.

Si le gusta el aluminio, compre utensilios de cocina con un revestimiento anodizado: evita que el metal penetre en su comida.

Y un último consejo: nunca dejes una sartén vacía sobre una estufa caliente. El sobrecalentamiento destruye cualquier recubrimiento, incluso el más caro. Vigila la temperatura y utiliza aceite: crea una película protectora entre el alimento y la superficie.

Cuando los brotes crezcan, añada tierra: de esta manera obtendrá una segunda cosecha "en reserva".

Valeria Kisternaya Autor: Valeria Kisternaya editor de recursos de internet


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