Está claro que los limones se guardan en nuestro frigorífico. Pero pocas personas pensaron que se agrega un trozo de fruta cítrica al té caliente no solo por el aroma y el enfriamiento.
El caso es que el limón congelado es un auténtico depósito de vitaminas y antioxidantes.
Es curioso que este tipo de cítricos se diferencia favorablemente de muchas frutas y verduras, que al congelarse pierden algunas de sus propiedades beneficiosas.
La conservación está garantizada por el ácido cítrico que contienen los cítricos.
Gracias a ello se conserva la vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico.
También conserva los antioxidantes, que ralentizan el proceso de envejecimiento y brindan protección a las células contra el daño.
Para congelar limones correctamente, es necesario utilizar envases herméticos.
Esto evita la interacción con el aire, por lo que no habrá oxidación y se conservará el sabor.
Puedes congelarlo todo, en rodajas o simplemente con jugo de limón.
Por cierto, cuando se congela, la cáscara de los cítricos conserva los aceites esenciales y nutrientes que contiene.
Puede agregar limón congelado al té u otras bebidas para refrescarse.
Además, en esta forma, el limón puede servir como ingrediente para la elaboración de postres, salsas y adobos.
El hielo del jugo de limón también se puede utilizar como refrescante para la piel.