Las nueces son un producto sabroso e increíblemente saludable que contiene potasio, magnesio, zinc y muchas vitaminas.
Por supuesto, todo gourmet quiere que los frutos secos conserven sus beneficios y sabor durante mucho tiempo.
Sin embargo, un almacenamiento inadecuado no permite lograr este resultado.
Mucha gente deja una bolsa de nueces en el armario o directamente en la encimera de la cocina. No debes hacer esto, especialmente si no podrás consumir el producto en los próximos días.
Es recomendable conservar las nueces en el frigorífico. O mejor dicho, en el congelador.
¿Por qué congelar nueces?
La congelación es garantía de que el producto conservará sus propiedades beneficiosas y su sabor brillante durante mucho tiempo.
El almacenamiento a bajas temperaturas no solo garantizará que las vitaminas y microelementos importantes permanezcan en las nueces, sino que también evitará la aparición de un sabor excesivo.
Así, gracias a la congelación, el producto no se volverá amargo. Y esto sucede a menudo cuando se guardan nueces en un armario o sobre una mesa.
Cómo congelar nueces adecuadamente
Primero hay que pelar el producto. Los granos deben colocarse en un recipiente de plástico.
El recipiente debe estar bien cerrado: no debe entrar aire.
El recipiente lleno debe colocarse en el congelador. Ahora el producto definitivamente no se echará a perder ni se volverá amargo.
Las nueces no deben procesarse térmicamente antes de colocarlas en el congelador. Sólo se puede congelar el producto crudo.