¿La avena es aburrida? ¡Simplemente no sabes cómo cocinarlo! Olvídate de la infancia cobarde.
El secreto de unas gachas deliciosas no es cocinarlas, sino... hornearlas. Sí, has oído bien.
Precalentar el horno a 180 grados, mezclar la avena con la leche, el huevo, una pizca de sal y verter en el molde.

En 20 minutos tendrás un aireado "pastel de avena" que podrás cortar como un bizcocho. Añade bayas, nueces o chips de chocolate y tu desayuno se convertirá en un festín.
Otro truco es la avena salada. Sofreír la cebolla y los champiñones, mezclar con los copos, verter el caldo y cocinar durante 5 minutos.
El resultado es un plato abundante similar al risotto.
Y si quieres una opción instantánea, remoja la avena en kéfir durante la noche. Por la mañana, agregue miel y fruta y el desayuno frío estará listo. Pero el secreto principal son las especias.
Canela, cardamomo y nuez moscada cambiarán el sabor de la papilla. Pruébalo y nunca más dirás que la avena no está rica.