Imagínese: corteza crujiente, queso derretido y relleno aromático. Por alguna razón, en casa la pizza suele quedar cruda o seca, y la masa parece cartón.
Resulta que todo es cuestión de un simple paso que la mayoría de la gente se salta.
No necesitas ninguna habilidad especial ni ingredientes caros, solo el conocimiento de un pequeño truco que incluso los cocineros experimentados ocultan.

Empecemos con la prueba. Mucha gente cree que la base ideal requiere una hora de amasado y levadura de Italia. En realidad el secreto está en el agua. ¡Sí, agua normal!
Si mezclas la masa con agua mineral carbonatada quedará aireada y tierna. Los gases crean burbujas que cuando se hornean forman esa corteza crujiente.
Simplemente reemplace el agua en cualquier receta con soda y verá la diferencia.
Ahora sobre la salsa. El principal error es utilizar sólo pasta de tomate. Añade una cucharadita de miel y una pizca de orégano seco.
La miel suavizará la acidez y el orégano agregará profundidad al sabor. Extiende la salsa en una capa fina, dejando 2 cm alrededor de los bordes, de esta manera la masa no se empapará.
Queso: aquí todo es sencillo: no escatimes. Mezclar mozzarella con parmesano (50/50). El primero da viscosidad, el segundo da un rico aroma.
Ralla el queso tú mismo: las mezclas preparadas suelen contener almidón, lo que hace que el relleno quede “gomoso”.
Y el secreto principal: antes de meterla al horno, rocía la pizza con agua helada. ¡Sí, directamente del atomizador! Esto creará vapor que evitará que la masa se seque.
Precalentar el horno al máximo, colocar la pizza en el nivel inferior durante 3-4 minutos, luego cambiar al modo grill y mantener durante 2 minutos más. Los bordes se dorarán, pero el centro quedará jugoso.
Prueba este método y olvídate de la entrega. Incluso si nunca has hecho pizza, ahora sorprenderás a todos. ¡Y no digas después que no te lo advertimos!