Este ingrediente secreto salvará cualquier postre que tires a la basura todos los días

28.02.2025 04:10

Preparas la nata, horneas el bizcocho y ni siquiera te das cuenta de que el secreto principal del postre perfecto está volando a la basura.

Hablamos de agua en la que se han hervido verduras, pasta o huevos.

Sí, ese líquido turbio que viertes en el fregadero contiene almidón, minerales y proteínas que pueden convertir incluso un simple cupcake en una obra maestra.

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Foto: © Belnovosti

Por ejemplo, el agua de hervir las patatas hace que la masa sea increíblemente aireada, y el líquido de los garbanzos reemplaza la clara de huevo en el merengue. Prueba a añadir medio vaso de esta agua a la masa de tus panqueques: quedarán esponjosos como nubes.

Y si amasas las galletas con caldo de remolacha, adquirirán un delicado tono rosado sin una gota de colorante. Pero eso no es todo: congela el caldo de verduras en bandejas de cubitos de hielo y añádelo a la mousse de chocolate: quedará aterciopelado y no se separará.

Después de una semana de experimentación, comprenderás por qué los chefs mantienen este truco en secreto. Y sí, no tires el agua después de hervir los huevos: es ideal para amasar la masa de jengibre.

Pero ¿cómo funciona exactamente esta agua “mágica”? Es muy sencillo: el almidón de las patatas o de la pasta actúa como un espesante natural. Une los componentes de la masa evitando que se asiente.

Y las claras del caldo de huevo crean una espuma estable en el merengue, que es difícil de batir incluso para un principiante. Prueba a hacer merengues: bate las claras con el azúcar, añadiendo 2 cucharadas del agua de la cocción de los huevos.

Verás como la masa queda brillante y mantiene su forma durante horas. Por cierto, esta técnica se utiliza desde hace décadas en la cocina japonesa: allí se llama “agua dorada”.

Y en Italia, el agua de la cocción de los espaguetis se añade a las salsas para darles una textura sedosa. ¿Por qué no adoptar la tradición en los postres?

¿Qué tal las infusiones dulces? Por ejemplo, el agua después de remojar pasas o albaricoques secos está saturada de azúcares naturales y ácidos de frutas.

Agréguelo a la masa de sus muffins y se impregnarán de sabor a fruta seca sin necesidad de almíbar adicional. O reemplace el agua habitual en la gelatina con una decocción de cáscaras de naranja: obtendrá un postre cítrico con una nota amarga.

Lo principal es no utilizar caldos salados (por ejemplo, después de cocinar salchichas o albóndigas). La sal mata la dulzura y desequilibra los productos horneados.

¿Quieres más ideas? El agua de cocción de los champiñones le da al pastel de chocolate un sabor ahumado, como el del cacao caro. Y una decocción de zanahoria y jengibre convertirá la crema de vainilla en un relleno picante para eclairs.

Experimento: congela diferentes infusiones, etiqueta los recipientes y combínalas como un artista mezcla pinturas. En un mes crearás tu propia receta única, que se convertirá en un secreto familiar.

Y no te olvides del agua de la cocción del maíz: su dulzura es ideal para las salsas de caramelo. Simplemente hierve el líquido con el azúcar hasta que espese y obtendrás un glaseado que no se cristaliza incluso después de una semana.

Precaución: No conservar las decocciones en el frigorífico durante más de 3 días. Sin conservantes se estropean rápidamente. Es mejor congelarlos en porciones.

Y recuerda: si el agua tiene un sabor amargo (por ejemplo, después del brócoli o las coles de Bruselas), no la uses para postres, solo para productos horneados salados.

También intente reemplazar la leche del pudín con caldo de coliflor: le dará al plato un sabor a nuez y una textura cremosa.

Valeria Kisternaya Autor: Valeria Kisternaya editor de recursos de internet


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