El hígado no sólo es sabroso, sino también saludable.
Pero trate de convencer a aquellas personas que sienten náuseas por el olor específico de este producto. Es especialmente difícil con los niños que se niegan incluso a probar un trozo de hígado.
Afortunadamente, este problema es fácil de resolver utilizando trucos culinarios de amas de casa experimentadas.
Para eliminar el olor y el sabor característicos del hígado, es necesario remojar los despojos.
Como regla general, para estos fines se utiliza leche, pero existe otra opción: para aquellos que no quieren desperdiciar un litro entero de leche, o incluso más.
Resulta que el resultado no es peor si sumerge el hígado en una solución de una cucharada de mostaza en polvo y un litro de agua a temperatura ambiente.
El remojo dura de 1 a 2 horas, después de lo cual el hígado debe secarse con toallas de papel.
El producto así elaborado es apto para freír, hervir o guisar.