Quizás todo el mundo sepa que antes de poner el cereal de arroz en una cacerola, es necesario enjuagarlo.
El agua se debe cambiar varias veces hasta que quede clara.
De esta forma no solo eliminarás el polvo y los pequeños restos, sino que también eliminarás el exceso de almidón.
Sin embargo, el procedimiento difícilmente puede considerarse agradable, ya que solo es necesario utilizar agua fría, por lo que las manos se adormecen gradualmente por el frío.
Por lo tanto, a las amas de casa inteligentes se les ocurrió otro método mucho más simple.
Para darle vida, necesitará agua tibia (unos 60 grados) y sal de mesa.
Disuelve una cucharada de sal en un litro de agua y vierte la solución resultante sobre el arroz. Deje reposar el cereal en este "baño" durante unos 40-60 minutos.
Cuando se acabe el tiempo asignado, enjuaga el arroz con agua corriente y podrás empezar a preparar cualquier plato que contenga este ingrediente.
Después de este procedimiento, el arroz siempre queda quebradizo y tiene un sabor excelente.