A pesar de que algunas personas consideran que la carne de cerdo grasa no es saludable, se ha comprobado que dicha carne tiene un efecto beneficioso sobre el sistema nervioso y la calidad del sueño, y también es apta para el consumo de quienes padecen problemas gastrointestinales.
Si desea que el plato no solo sea beneficioso, sino que también aporte muchas sensaciones agradables a las papilas gustativas, debe elegir la carne de cerdo adecuada.
El tipo de corte que elijas dependerá del método que planeas utilizar para cocinar la carne.
Por ejemplo, si la tarea es cocinar sopa, dé preferencia a la escápula con hueso o costillas; con ellos el caldo resultará aromático.
Si planea invitar a su hogar a una ensalada o un plato principal, la pulpa de la paleta, el jamón o el lomo más económico serán suficientes.
Si puede elegir, elija carne de cerdo refrigerada. El congelado no es peor, pero asegurarse de su calidad es mucho más problemático.
La superficie de la buena carne es seca y el color es rosado y uniforme con vetas blancas. No debe haber manchas oscuras ni zonas desgastadas.
La carne de cerdo no debe oler; si se siente agria, deje este trozo a un lado.
Presionar le ayudará a verificar la calidad de la carne envasada en film: el hueso que aparece en la carne de cerdo debería suavizarse en unos segundos. Esta es una señal de un producto fresco.