Si alguna vez has cocinado pescado de río o de mar, probablemente sepas que a veces el proceso de cocción va acompañado de un olor a pantano.
Tenga en cuenta: antes de empezar a deshacerse del “aroma” del barro, primero conviene limpiar el pescado, quitarle las escamas, la cabeza y las entrañas, y solo entonces actuar.
El agua salada vendrá al rescate.
Disuelva 2 cucharadas de sal en un litro de agua y sumerja el pescado en la salmuera resultante durante 15-20 minutos, luego enjuáguelo con agua fría.
Alternativamente, use vinagre.
Para el mismo litro de agua necesitarás las mismas 2 cucharadas, pero esta vez no sal, sino ácido acético. Después de 15-20 minutos, como en el primer caso, será necesario lavar el pescado.
Si tienes limón a mano, puedes exprimir una pequeña cantidad de jugo fresco sobre la carcasa, esperar unos minutos y enjuagarlo con agua corriente.
Finalmente, puedes remojar el pescado en leche durante 15-20 minutos. Al final del procedimiento, no olvides enjuagarlo con agua.