Las amas de casa experimentadas conocen muchos trucos culinarios en los que la leche es la protagonista.
Tomemos, por ejemplo, el conocido truco con el hígado: si sumerges el hígado en leche durante 1-2 horas, quedará más tierno y jugoso.
El filete de pescado también ganará jugosidad; para ello conviene tomar un “baño” de leche durante una hora.
Además, al freír, el filete quedará cubierto de una deliciosa y suave costra dorada.
Vierta leche sobre los champiñones secos durante una hora y su sabor, que se ha vuelto aún más intenso, quedará irreconocible.
La leche también se puede conservar con requesón agrio, que los chefs expertos sumergen en un líquido blanco durante 3 a 4 horas.
Finalmente, aquí tienes un truco que te ayudará a hacer que el arenque demasiado salado sea menos salado y más tierno.
Como habrás adivinado, el pescado también conviene remojarlo en leche. 10-12 horas serán suficientes.