Para mejorar el sabor y la apariencia de las chuletas cocidas, los chefs recurren a los ingredientes más inesperados.
Por ejemplo, algunos cocineros añaden un par de cucharadas de fécula de patata a la carne picada.
¿A qué conduce una incorporación tan inesperada?
Resulta que gracias al almidón, puede olvidarse de la necesidad de usar huevos: este producto actúa como un excelente componente aglutinante que conecta todos los demás componentes en un solo todo.
Además, a diferencia de los huevos, el almidón no apelmaza la carne picada, lo que da como resultado chuletas aireadas.
Además, las chuletas preparadas con almidón se mantienen suaves y sabrosas incluso con el tiempo y no se endurecen durante el almacenamiento.
Finalmente, gracias al almidón, las chuletas quedan jugosas y por tanto sabrosas, lo que se debe a que no permite que el jugo se escape de las chuletas durante el proceso de fritura.
Si decides intentar hacer chuletas añadiendo almidón a la carne picada, no te excedas con este ingrediente: 2,5-3 cucharadas de almidón son suficientes para 500 g de carne picada.