Para evitar errores molestos en la cocina, conviene aprender de los errores de los demás.
Por ejemplo, no debe cocinar sopa de repollo con repollo rojo; el plato terminado tendrá un color azul.
Otro error común son las patatas y los tomates guisados. Si pones tomates en patatas crudas, es muy probable que no se cocinen bien porque el ácido de los tomates ralentiza la cocción de las verduras.
Tampoco debes intentar hacer un batido con la adición de frutos rojos.
Al añadir, por ejemplo, grosellas, la leche se cuajará, dando como resultado un cóctel “cuajado”.
Los fanáticos de la sopa de queso saben que solo se puede preparar con queso fundido.
Pero el queso duro agregado a una sartén puede comportarse de manera impredecible; alternativamente, se pegará al interior de los platos y lo atormentará lavando los utensilios de cocina.
Y, por último, la guinda del pastel: si se remoja el pudín de grosellas negras en coñac, se sorprenderá con un postre de color verde brillante.