Te despiertas, preparas café, revisas tu teléfono y corres al trabajo. Por la noche: Netflix, redes sociales y dormir. No parece ser nada grave.
¿Pero qué pasa si cada paso de ese tipo te acerca a la enfermedad crónica, la fatiga y un sistema inmunológico debilitado?
La mayoría de las personas ni siquiera se dan cuenta de que su rutina es un veneno lento.

Por ejemplo, permanecer sentado constantemente en la misma posición altera la circulación sanguínea y el hábito de beber café con el estómago vacío destruye la mucosa gástrica.
Otra trampa es la falta de agua. Incluso una deshidratación leve reduce la concentración y perjudica la función renal.
¿Qué tal dormir con el teléfono en las manos? La luz azul de las pantallas altera la producción de melatonina, provocando que descanses menos durante la noche y te despiertes sintiéndote aturdido.
Pero también hay buenas noticias: cada mal hábito puede reemplazarse fácilmente por uno bueno.
En lugar de café, beba un vaso de agua con limón en ayunas. Esto activará tu metabolismo y preparará tu digestión para el desayuno.
Si trabajas frente a una computadora, programa un temporizador de 30 minutos: levántate cada media hora y haz un calentamiento de 2 minutos.
Reemplace el tiempo que pasa en las redes sociales por la noche con la lectura de un libro o la meditación para mejorar su sueño y reducir los niveles de estrés.
Incluso pequeños cambios, implementados gradualmente, pueden restablecer tu salud. Lo principal es no intentar arreglarlo todo a la vez.
Elige un hábito, trabaja en él durante 21 días y luego pasa al siguiente.