Entre las frutas más populares, las naranjas ocupan uno de los lugares de honor.
El consumo regular de cítricos aromáticos de naranja produce cambios positivos en el funcionamiento de los órganos y sistemas del cuerpo humano.
La composición de la pulpa de naranja es única. Una fruta que pesa 100 gramos normalmente contiene 87 gramos de agua, no más de un gramo de proteína, 0,1 gramos de grasa, 11 gramos de carbohidratos y 2,4 gramos de fibra.
El contenido calórico de una naranja es de unas 47 calorías.
Beneficios para la salud de las naranjas
La combinación de azúcares simples, polifenoles y fibra en la pulpa de naranja es óptima para personas con diabetes.
El índice glucémico de glucosa, fructosa y sacarosa es bajo. Son 31-51 unidades.
Los carbohidratos contenidos en la pulpa de naranja se absorben lentamente en los intestinos debido a los polifenoles y la fibra. Estas son excelentes propiedades de la fruta para los diabéticos.
Para las personas que padecen enfermedades cardiovasculares, ¡la naranja es simplemente una bendición!
Contiene hesperidina, una sustancia que puede regular el nivel de presión arterial sistólica y diastólica.
Las naranjas se pueden utilizar para prevenir la hipertensión.
Si comes naranjas todos los días durante un mes, tu metabolismo de los lípidos mejorará significativamente.
Los indicadores de fracciones aterogénicas disminuyen y aumentan los niveles de colesterol en sangre.
Las naranjas son útiles para comer como fuente de citratos y ácido cítrico.
De esta forma, se consigue prevenir la aparición de cálculos en las vías urinarias del sistema excretor.
Las naranjas son líderes en contenido de vitamina C. La introducción diaria de una naranja en la dieta cubre las necesidades diarias del organismo de esta sustancia bioactiva.
La vitamina C es necesaria para la absorción del hierro, por lo que las naranjas ayudan con la anemia de diversos orígenes.
Es necesario consumir naranjas para adelgazar, especialmente si la obesidad es de tipo abdominal.
La vitamina C procedente de la pulpa de naranja y la fibra estimulan los procesos oxidativos en las células grasas y previenen el aumento de la masa grasa.
Además, gracias a la fibra, se produce una sensación de saciedad y un rápido llenado del estómago.
Las naranjas reducen el riesgo de desarrollar cáncer en el intestino grueso. Gracias a la fibra, se estimula la peristalsis y la excreción de heces.
La hesperidina, contenida en la pulpa de naranja, inhibe la degeneración de las células que recubren las paredes del intestino grueso en células malignas.
El consumo regular de naranjas aumenta significativamente la actividad inmune de los linfocitos y, por tanto, la resistencia del cuerpo a las infecciones virales.
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