En el mundo moderno, el problema del sobrepeso y la obesidad es cada vez más urgente.
Una de las principales razones de este fenómeno radica en la mala nutrición, en particular, el consumo de alimentos que aumentan el apetito y, como resultado, aumentan la ingesta calórica.
En este artículo, junto con la nutricionista Maria Kapralova, analizaremos los principales grupos de alimentos que pueden provocar un aumento de peso no deseado.
El azúcar es uno de los principales culpables del aumento del apetito. Los alimentos que contienen azúcar añadido, como los dulces, los refrescos, los postres y algunos yogures, pueden provocar un aumento brusco de los niveles de glucosa en sangre.
Después de consumir azúcar, los niveles de glucosa aumentan rápidamente, pero disminuyen con la misma rapidez, lo que provoca sensación de hambre. Esto crea un círculo vicioso: la persona empieza a comer de nuevo, eligiendo a menudo los mismos alimentos ricos en calorías.
Los carbohidratos procesados, como el pan blanco, la pasta y los productos horneados, también aumentan el apetito. El cuerpo los absorbe rápidamente y provocan fuertes fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre.
Básicamente, todos los carbohidratos eventualmente se descomponen en moléculas de azúcar. Además, estos alimentos suelen ser bajos en fibra y nutrientes, lo que los hace menos saciantes. Como resultado, una persona puede consumir más calorías de las necesarias, lo que a su vez puede provocar un aumento de peso.
Algunos alimentos grasos pueden aumentar el apetito debido a su alto contenido calórico y su capacidad para ralentizar la digestión. Por ejemplo, la comida rápida, los fritos y los snacks (patatas fritas, nueces saladas) son ricos en grasas y bajos en nutrientes.
Es decir, se trata de grasas procesadas de larga vida útil y bajo coste, que se suelen utilizar en las grandes industrias. Es posible que estos alimentos sólo le produzcan sensación de saciedad durante un breve período de tiempo, después del cual aparece el deseo de comer nuevamente. Elija grasas saludables: aceites vivos crudos, aceite GHI, aceite de oliva sin refinar, etc.
El alcohol es otro alimento que puede aumentar el apetito. No sólo contiene muchas calorías, sino que también afecta los centros del hambre en el cerebro.
Beber alcohol puede provocar una disminución del autocontrol y un mayor deseo de comer algo rico en calorías. Las personas a menudo no se dan cuenta de cuántas calorías consumen a través de bebidas alcohólicas y refrigerios. Absolutamente todo alcohol = carbohidratos rápidos, es decir, azúcar.
La proteína es un macronutriente importante que promueve la saciedad. Los alimentos bajos en proteínas (como muchos snacks procesados, salchichas, comidas rápidas o alimentos procesados) no proporcionan saciedad a largo plazo.
Esto puede llevar a una persona a buscar con mayor frecuencia fuentes adicionales de alimentos para satisfacer el hambre.
Los refrescos azucarados y los jugos con azúcar agregada son algunos de los alimentos con mayor contenido calórico que no te harán sentir lleno.
Las investigaciones muestran que las personas que beben bebidas azucaradas a menudo no compensan estas calorías reduciendo la ingesta de alimentos en otras comidas. Esto puede conducir a un aumento significativo en la ingesta total de calorías.
Lo mejor es consumir jugos recién exprimidos con pulpa y, en consecuencia, hacerse con un exprimidor.
La sal puede ser no sólo un potenciador del sabor, sino también un factor que contribuye a comer en exceso. Los alimentos con alto contenido de sodio (como la comida rápida y los alimentos enlatados) pueden provocarle sed y ganas de comer más.
Además, la sal puede realzar el sabor de los alimentos, haciéndolos más atractivos y haciendo que comas más.