El método de preparación de albóndigas se puede considerar uno de los más sencillos, porque todo lo que hay que hacer es hervir agua, echar las albóndigas y esperar a que se cocinen.
Sin embargo, algunas personas descongelan primero las albóndigas, pero esto es un grave error. Por tanto, conviene entender por qué nunca se deben descongelar.
El secreto del éxito de las empanadillas es la temperatura adecuada para cocinarlas.
Cuando las bolas de masa se congelan, les permite conservar su forma y textura. Al descongelarlos pueden perder su forma, volverse pegajosos e incluso desmoronarse durante la cocción.
Descongelar albóndigas también puede provocar la pérdida de sabor y nutrientes. Durante el proceso de descongelación se pueden liberar jugos que contienen elementos importantes. Por tanto, después de descongelar, la pérdida de sabor y aroma es un fenómeno natural.
Muchos experimentos culinarios han demostrado que las albóndigas descongeladas se cocinan de manera menos uniforme e incluso pueden perder su forma o desmoronarse. Mientras que las empanadillas congeladas se cocinan perfectamente, manteniendo su estructura, sabor y cualidades nutricionales.
También vale la pena hacerse la pregunta: ¿por qué perder el tiempo descongelandolos? Es difícil imaginar un plato más sencillo. Y para mejorar ligeramente el sabor, puedes agregar condimentos y varias especias al caldo.
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