Una hamburguesa tradicional, ya sea preparada por chefs profesionales o casera, se compone naturalmente de un panecillo, entre cuyas mitades se “esconde” una chuleta, un trozo de queso, una hoja de lechuga y otras verduras.
Sin embargo, este refrigerio ya satisfactorio se puede hacer aún más sabroso y saciante agregando un par de ingredientes, por así decirlo, no estándar.
Por ejemplo, a los amantes de las comidas picantes seguramente les gustará un complemento como el jalapeño o el ají.
A quienes quieran hacer el plato más saludable les encantará la idea de añadir aguacate en rodajas o aceitunas marinadas.
Para los amantes de las setas, pueden preparar una hamburguesa de setas incluyendo champiñones fritos o incluso rebozuelos.
A parte de esto, también puedes utilizar berenjenas fritas, cebollas caramelizadas, huevo frito o huevo escalfado.
Por último, no te olvides de uno de los componentes principales de cualquier hamburguesa: la salsa.
Puede ser no sólo la habitual mayonesa, ketchup, salsa de mostaza, salsa barbacoa o queso para untar, sino también pesto, salsa tártara o salsa de queso azul.