Algunos consejos y trucos útiles le ayudarán no solo a eliminar el olor a cebolla en la cocina, sino también a utilizarlas en el botiquín de su casa.
La cebolla es la verdura que más utilizamos en la cocina. Usamos cebollas para sopas, salsas y ensaladas.
Las cebollas son un complemento importante para la carne y el pescado. Las cebollas deben utilizarse en la cocina no solo por su espectacular sabor, sino también porque son un excelente antibiótico.
La mitad cortada de una cebolla no perderá su sabor y no se marchitará si untas mantequilla o margarina en el área cortada.
Para evitar que la cebolla se pegue al freír, simplemente añádele un poco de sal. Para evitar que las cebollas finamente picadas se quemen y adquieran un bonito color, enrolle una capa de cebollas en harina antes de freírlas.
Las cebollas que agregues a tu sopa sabrán mucho mejor si primero las chamuscas sobre un quemador de gas.
Si sumerges la cebolla en agua hirviendo durante un segundo después de pelarla, no sufrirás el fuerte olor a cebolla. Después de comer cebollas, puedes deshacerte del mal aliento masticando hojas de perejil.
Las cebollas, como una esponja, absorben los olores. Si las cebollas cortadas se guardan en un armario viejo, adquirirán un olor a humedad.
Si tus manos huelen a cebolla, entonces debes lavarlas con agua fría y sal. El agua caliente sólo perpetuará el olor desagradable.
Si te pica una avispa o una abeja, frota el área de la picadura con una cebolla. Esto aliviará el dolor y evitará la hinchazón.
Las cebollas tienen excelentes propiedades antibacterianas y aceleran la cicatrización de heridas. Puedes utilizar cebolla picada a modo de cataplasma para tratar la piel, abscesos y quemaduras.
Las cebollas se conservan mejor cuando se cuelgan en manojos o manojos en un lugar seco y ventilado.
Pelar una cebolla será más fácil si sumerges la cebolla en agua fría durante un segundo.