No hay nada complicado en preparar pasta, pero unos sencillos matices te ayudarán a servir un plato delicioso.
La pasta es amada en todo el mundo no solo por su sabor y rapidez de preparación, sino también por sus beneficios tangibles.
Por ejemplo, contienen carbohidratos complejos, proteínas vegetales, vitaminas B y E, magnesio, fósforo, calcio y potasio.
Sin embargo, el sabor y la utilidad de la pasta sólo se revelarán si se prepara correctamente.
El volumen óptimo es 1 litro de agua por cada 100 g de producto. Si sigues esta sencilla regla, la pasta no se pegará.
Los cocineros a menudo encuentran un problema: la pasta resulta demasiado salada o poco salada. La cantidad óptima de sal es 1 cucharadita. (≈10 g) por 1 litro de agua.
La pasta se coloca en agua hirviendo. Inmediatamente después de agregarlos, revuélvelos y luego cúbrelos con una tapa. Espera a que la pasta vuelva a hervir, luego retira la tapa y reduce el fuego. Para evitar que se peguen, es necesario revolverlos periódicamente.
Enjuague la pasta terminada con agua no demasiado fría. Si rompes esta regla, permanecerán juntos.