El verano comienza con fresas y otras bayas, y luego la atención se centra gradualmente en las frutas de hueso: cerezas, albaricoques y melocotones.
Todo el mundo dice que las frutas son saludables, pero ¿son lo suficientemente saludables como para comerlas todos los días? Veamos el ejemplo de los melocotones.
Además de azúcares y fibra, los melocotones son fuente de vitaminas A, C, B, E, K y PP.
La fruta está llena de potasio, hierro, fósforo y magnesio, además de flúor.
Al mismo tiempo, los melocotones contienen antioxidantes, pectinas y ácidos orgánicos (málico, cítrico, tartárico, etc.).
Por tanto, no hay motivo para no incluir el melocotón en tu dieta diaria.
Se aconseja a las mujeres consumir melocotones frescos para aumentar la hemoglobina.
La fruta también es útil para las mujeres embarazadas, ya que ayuda a evitar la deficiencia de vitaminas.
A las personas con enfermedades cardíacas también se les recomienda comer melocotones, y todo gracias a las sales de potasio que fortalecen el corazón.
Las frutas se recomiendan para enfermedades como alteraciones del ritmo cardíaco, hipertensión y también para el funcionamiento normal del sistema circulatorio.
Si el estómago tiene alta acidez, no se recomienda comer melocotones, así como con hemorroides, aterosclerosis y tromboflebitis.