Se atribuyen importantes beneficios a nadar en un agujero de hielo.
Se cree que este "procedimiento" mantiene la salud del corazón, fortalece el sistema inmunológico, mejora el estado de ánimo, hace que la persona tenga más energía e incluso ralentiza el proceso de envejecimiento. Quizás esto sea cierto sólo cuando se trata de adultos sanos, no de niños, ni de adultos con enfermedades crónicas o de aquellos que no están preparados para nadar en invierno.
Los expertos aseguran que nadar en un agujero de hielo representa un estrés inimaginable para el organismo, que no sólo puede perjudicar la salud, sino incluso provocar la muerte.
Después de la inmersión en agua helada, una persona experimenta un shock de frío. Su pulso se acelera, su presión arterial aumenta y se produce hiperventilación.
Esta condición no permite que una persona contenga la respiración. Si se mete bajo el agua, inmediatamente respirará, lo que podría provocar que se asfixie y se ahogue.
Después de un par de minutos, se restablece la respiración después de experimentar un shock por frío, pero debido al enfriamiento, la permeabilidad de los nervios se altera, aumenta la sensibilidad al dolor y los músculos se debilitan. Esto amenaza con entumecimiento de las extremidades y, nuevamente, ahogamiento.
Para una persona no entrenada, 15 minutos de estar en agua fría son suficientes para perder el conocimiento y 30 minutos para que se presente la hipotermia.
Además, nadar en agua fría aumenta la probabilidad de edema pulmonar y también aumenta la permeabilidad de la barrera entre el torrente sanguíneo y el cerebro, lo que puede provocar una infección.