Los límites personales son la definición de dónde estoy: dónde es mío y dónde no.
Esto se aplica tanto a los límites físicos (aquí están los límites de mi cuerpo, aquí está mi habitación, aquí están mis cosas) como a los límites emocionales (estas son mis emociones, pero no son mis emociones, pero siento lo que otra persona siente debido a empatía desarrollada ) y, por supuesto, límites mentales (estos son mis valores, mis creencias, y hay creencias que me fueron impuestas y no estoy obligado a seguirlas).
Es importante establecer límites para comprender los suyos y, de hecho, defenderlos o no violar los límites de otras personas. Sin límites personales no habrá personalidad: formada y madura.
Una persona así tiene su propia opinión y puede expresarla, defenderla y argumentarla. Los límites personales son lo que te permite declarar: yo soy y soy esa persona, dice Leonid Timoshenko . psicólogo, líder de la comunidad profesional “Soy Psicólogo”, fundador de la Academia de Psicología Transpersonal.
Cómo saber si tus límites están siendo violados
Debes concentrarte en tu estado, es decir, en dos sentimientos:
- sentimiento de ira;
- sentimiento de culpa.
Si tiene un sentimiento de ira, entonces este es uno de los marcadores que significa que sus límites están siendo presionados. Por ejemplo, te imponen su opinión, te quitan físicamente tus cosas, se sientan en tu silla.
El segundo sentimiento, la culpa, surge cuando también eres manipulado más allá de los límites personales: tienes que hacer algo, aunque quizás en realidad no sea necesario.
Si no tenía acuerdos, entonces estos dos sentimientos indican que algo anda mal con los límites ahora. Y debes prestar atención a esto.
¿A qué puede conducir tal violación?
La violación de los límites personales conduce al hecho de que una persona simplemente no podrá tener su propia vida. Las personas que ayudan constantemente a los demás y están dispuestas a hacer todo por todos son convenientes porque pueden ser manipuladas. Por ejemplo, pedirle a un empleado que se quede más tiempo, que haga un trabajo que no debería hacer.
En una relación, esa persona sigue las opiniones de los demás y sucumbe a la manipulación, por ejemplo: "me ofendes, ¿cómo pudiste?" o "ya no nos comunicamos con tus amigos". En esencia, una persona no vive su vida, no se regocija, cae en depresión y experimenta una crisis profunda, preguntándose: "¿quién soy yo y cuál es mi lugar en el mundo?"
Por qué la gente no sabe cómo imponer sus límites personales
La primera razón es que no es necesaria en la sociedad. Nadie necesita gente incómoda; están dispuestos a defender su punto de vista sobre el mundo. Y los cómodos están dispuestos a renunciar a su opinión.
La segunda razón es que esto no se enseña. En la infancia, un niño debe sentirse cómodo: "cuando seas grande, expresarás tu opinión".
Pero cuando crecemos, todavía no entendemos lo que significa tener nuestra propia opinión, luchar por nuestra singularidad, por la autoexpresión, por el autoconocimiento. Después de todo, desde la infancia, en la familia y en la escuela, nos enseñan a no ser diferentes, a ser como todos los demás, a ser buenos.
Y entonces la persona se enfrenta a un conflicto: si soy un inconveniente, seré malo para los demás y me quedaré solo.
La tercera razón son los acontecimientos históricos. A mediados del siglo XX hubo un período de unificación, porque se necesitaba un gran país unido. Entonces fue rentable, justificado, para crecer y recuperarse rápidamente.
A finales del siglo XX comenzó la historia contraria: hacia la individualidad. La gente empezó a explorar más su singularidad y a prestar atención a cómo se sienten. Por eso el tema de los límites personales es tan importante ahora.
Cómo aprender a defender tus límites
Es necesario aprender a decir “sí” y “no” sin dar razones. Por lo general, una persona dice "no" y siempre encuentra algún motivo para negarse. Simplemente "no, gracias" es la respuesta.
Pero decir “sí” es también una manifestación de límites, una manifestación de los propios deseos. Decir “sí” a lo que quiero, “sí” cuando me ofrecen ayuda. Muchas personas con límites traumatizados dicen inmediatamente "no" en respuesta a cualquier propuesta. Suponen que si aceptan ayudar ahora, en el futuro se les acercará una solicitud para pagar la deuda.
Lo segundo es mirar a personas que sean ejemplos para ti de cómo construir límites personales e imitarlos. La imitación es la forma más fácil para que una persona aprenda a cualquier edad. Esta es una oportunidad para jugar, liberar el actor que llevas dentro y simplemente divertirte.
En tercer lugar, desarrolle el contacto con su cuerpo. Pregúntate: “¿Qué quiere mi cuerpo? ¿Cómo estás ahora: tenso o relajado? ¿Quiero comer o beber ahora? ¿Tengo algún sentimiento dentro?
Esta atención a nosotros mismos nos devuelve al cuerpo. Después de todo, son los límites más importantes. Entonces la experiencia adquirida se proyecta fácilmente tanto en la esfera emocional como en la mental.
Cuarto, hay un gran ejercicio. Simplemente caminas por la casa y respondes a la pregunta: "¿Dónde está exactamente el mío?" Lo importante no es lo que tenemos en común, sino lo que es específico para mí. Por ejemplo, todo el mundo sabe que esta silla es sólo tuya y que nadie más se sentará en ella. O la copa es sólo tuya y sólo tú bebes de ella. En ningún caso nadie más podrá tomarlo.
¿Tienes ese espacio? Si no, entonces es genial empezar a crear uno. Y no se trata tanto de ampliar el espacio vital, sino de aprender a establecer límites personales.
Muchas personas se enfrentan al hecho de que no saben cómo decirles a sus seres queridos “ahora esto es mío y de nadie más”. Sin embargo, es importante recordar que los buenos límites personales comienzan con cosas pequeñas: cosas, espacio y relaciones.
Anteriormente te contamos cómo proteger tus límites personales .