El hombre es esclavo de sus hábitos.
Como bien lo expresa Robert Kiyosaki, cambiar tu vida comienza con cambiar tus hábitos. Pero ¿y si no hablamos de hábitos individuales, sino sociales?
Para empezar, le recomendamos que se familiarice con aquellos que son perjudiciales.
Quejas
Algunas personas se quejan tan a menudo de su vida, de su jefe, de su esposa o de su coche que la comunicación se convierte en pura queja.
A veces las personas realmente necesitan desahogarse y compartir sus experiencias con amigos o extraños, pero esto no debe hacerse todo el tiempo. Cuando quejarse se convierte en un hábito, ya no es una forma de obtener apoyo, sino una forma de llamar la atención.
Coquetería
¿Alguna vez has escuchado la frase: “De qué estás hablando, hoy ni siquiera voy a maquillarme” en respuesta a un cumplido sin sentido? Muchas mujeres (y hombres) se vuelven coquetos desesperados, sin darse cuenta de que están poniendo a la persona que hace el cumplido en una posición incómoda. De hecho, se trata de una compulsión a repetir y reforzar el cumplido.
Sería mucho más educado simplemente agradecer a la buena persona.
Interrupción
¿Está bien que lo diga mientras me interrumpes? El hábito de interrumpir es un problema en la cultura moderna. La gente te interrumpe a mitad de frase, no te deja terminar tu pensamiento y dice cualquier cosa, desde políticos en la televisión hasta vendedores en las tiendas.
Sin embargo, al interrumpir a tu interlocutor, no sólo pierdes el sentido de la conversación, sino que también muestras tu actitud de “sólo hay dos opiniones: la mía y la equivocada”.
Anteriormente hablamos de cómo empezar a hablar con un amigo o un extraño.