Las lágrimas las percibimos injustamente como algo negativo. A menudo se pueden escuchar frases estereotipadas: "No llores", "Los hombres no lloran".
Valery Gut, candidato de ciencias psicológicas, desarrollador de la teoría de la inteligencia adaptativa, contó cómo dejar de llorar.
Consideramos esto un signo de debilidad; las lágrimas nos irritan por una razón insignificante. Pero las lágrimas son una reacción natural ante eventos negativos, estrés o experiencias fuertes.
En la infancia nos comunicamos mediante el llanto. Algunas personas pueden ser más propensas a tener sentimientos expresivos.
Sin embargo, si las lágrimas se vuelven obsesivas y ocurren incluso en casos menores, entonces debes prestar atención a tus emociones y empezar a trabajar en regularlas. Si una persona llora a menudo mientras mira una película, mira a los niños, lamenta el dolor de los demás, entonces está mostrando empatía: simpatía, empatía.
Estas cualidades caracterizan a una persona amable y comprensiva.
Cuando una persona experimenta profundamente cualquier giro de los acontecimientos, en el trabajo, en la escuela, en las relaciones, esto puede indicar una psique destrozada. El motivo de las lágrimas en este caso es un desequilibrio interno: incomprensión, estrés, ansiedad, miedo.
La causa de las lágrimas frecuentes también puede ser la presencia de problemas neuróticos: el deseo de llamar la atención, la necesidad de ser escuchado.
Vale la pena analizar los motivos del llanto, ayudarse uno mismo y tratar de satisfacer sus necesidades de forma respetuosa con el medio ambiente.
- Determina qué está causando exactamente el llanto. Analice las emociones en el momento en que las lágrimas apenas comienzan a brotar. Esto le ayudará a comprender qué circunstancias provocan emociones fuertes. “La gente llora no porque sea débil, sino porque ha sido fuerte durante demasiado tiempo” (Johnny Depp)
- Cambie su enfoque ante la situación. Considere lo que está sucediendo desde diferentes ángulos y piense cómo puede cambiar su reacción. Tal vez deberías abordarlo con humor o encontrar una manera de aliviar la tensión.
- Aprende a gestionar las emociones. La meditación, la respiración profunda, el yoga, el ejercicio y otras formas de relajación o actividad pueden ayudar a controlar su afección.
- Comunicarse con amigos y seres queridos. Comparte tus experiencias y encuentra el apoyo de personas que inspiran confianza.
Reprimir sentimientos negativos puede empeorar la situación. No te avergüences de tus sentimientos.
Sin embargo, aprender a controlar tus emociones te ayudará a mejorar tu calidad de vida y a afrontar el estrés de forma más eficaz.