Compras juguetes caros, los dejas despiertos hasta la medianoche y tienes miedo de decir “no” para no traumatizar la psique.
Y luego te preguntas por qué tu hijo grita: "¡Te odio!" y cierra la puerta de un portazo. El secreto es que los niños no necesitan un amigo: necesitan un padre.
Los límites, las reglas e incluso las tareas aburridas les dan una sensación de seguridad. Cuando tiene miedo de ser “malo”, el niño pierde el rumbo y empieza a probar hasta dónde puede llegar.
Pero ¿cómo establecer autoridad sin tiranía? Primero, sé coherente. Si hoy no puedes comer dulces antes del almuerzo, pero mañana sí, el niño deja de entender lo que es correcto.
En segundo lugar, no sustituyas la atención con regalos. Es mejor pasar una hora jugando a un juego de mesa que comprar una nueva tableta. Y nunca critiques a la persona, sólo las acciones. No "¡Eres un desastre!" sino "Los calcetines desparramados me molestan".
Otro error es “criar sin fracasos”. ¿Estás corriendo a la escuela para dejar un libro de texto olvidado o haciendo un proyecto para tu hijo? De esta manera no aprenderá a asumir la responsabilidad de sus errores.
Déjale sacar una mala nota: será el mejor recordatorio para el futuro. Y no tengas miedo de disculparte si te equivocas. Los niños copian el comportamiento: si usted admite sus errores, ellos aprenderán a hacerlo también.
