Acaricias la cabeza del perro, le arrojas un trozo de salchicha y estás orgulloso de lo feliz que está.
Pero un año después el veterinario dirá: "Obesidad, diabetes, dolores en las articulaciones".
Te sorprenderás: ¿cómo es eso? Después de todo, lo amabas mucho. La verdad es que tu preocupación lo está matando lentamente.

El primer error es comer de la mesa. Piensas que un trozo de queso o de uvas es un capricho inofensivo. Pero las uvas provocan insuficiencia renal en los perros y el queso graso obstruye los vasos sanguíneos.
La segunda trampa son las largas caminatas sin descanso. Un cachorro corre detrás de una pelota hasta que se cae... y luego cojea por el resto de su vida. Las articulaciones de las razas grandes se destruyen por el estrés a una edad temprana.
El tercer veneno son las medicinas “humanas”. ¿Le das ibuprofeno a tu perro para la fiebre? Una tableta puede causar úlceras de estómago y sangrado.
El cuarto error es la falta de formación. Permites que tu perro tire de la correa, salte sobre la gente y gruña. En cinco años se volverá incontrolable y habrá que sacrificarlo.
Pero también hay buenas noticias. Comience por algo sencillo: alimente a su perro según un horario y elimine los bocadillos. Reemplace las salchichas con zanahorias o manzanas (¡sin semillas!).
Camine dos veces al día, pero no lo obligue a correr hasta el agotamiento. Jugar a "encontrar la golosina" desarrolla la mente y no es dañino para las articulaciones. Y lo más importante: aprende a decir “no”. El amor no es indulgencia sino responsabilidad.