¿Has notado que tu perro se ha vuelto letárgico, su pelaje se ha vuelto opaco y sus ojos han perdido el brillo?
Todo esto podría ser una señal de que lo estás envenenando en secreto con… la comida más común.
Sí, incluso los alimentos caros con envases brillantes a veces contienen ingredientes que destruyen lentamente la salud de tu mascota.

Por ejemplo, la etiqueta “carne y productos animales” a menudo esconde huesos molidos, piel y tendones que el cuerpo no digiere.
Y lo que es aún peor son los granos en la composición. Los perros, a diferencia de los humanos, son casi incapaces de digerir el maíz, el trigo o la soja. Estos componentes provocan alergias, hinchazón e incluso diabetes.
Pero el peligro no se esconde sólo en el cuenco. ¿Sabías que el agua que bebe tu mascota puede ser mortal? Si lavas tu recipiente una vez a la semana o menos, se formará baba en sus paredes: son colonias de bacterias, incluidas salmonela y E. coli.
Entran al cuerpo con cada sorbo, provocando inflamación intestinal crónica. Y si un perro bebe de un charco durante un paseo, los riesgos aumentan varias veces: en el agua estancada vive la leptospirosis, que afecta al hígado y los riñones.
¿Qué debemos hacer? Primero, aprende a leer los ingredientes de tu comida. La carne específica debería ir primero: “pollo”, “ternera”, “salmón”, no palabras vagas.
Evite los alimentos con colorantes y conservantes artificiales: provocan cáncer. En segundo lugar, lava los cuencos todos los días con agua caliente y bicarbonato de sodio. ¡Y nunca le des a tu perro sobras de la mesa!
Los huesos cocidos, el chocolate, las cebollas y las uvas son venenos que pueden matar en pocas horas. Reemplácelos con golosinas seguras: trozos de zanahorias, manzanas o palitos masticables especiales de una tienda de mascotas.
Y si quieres estar 100% seguro, cambia a tu mascota a comida natural. Cocine para él aparte: trigo sarraceno con carne, calabaza con pavo, requesón con hierbas.
Sí, lleva tiempo, pero al menos sabes exactamente qué está comiendo tu amigo. Y no te olvides de las vitaminas: debe seleccionarlas un veterinario. Recuerda: la salud de un perro comienza con su plato.