¿Has notado cómo tu perro mueve la cola cuando llegas a casa?
Parece una señal obvia de alegría, pero los científicos dicen que no es tan simple.
Un estudio publicado en la revista Animal Cognition ha revelado que la dirección del movimiento de la cola es clave para decodificar las emociones.

Si la cola se desvía hacia la derecha, el perro experimenta sentimientos positivos, hacia la izquierda: ansiedad o agresión. El Dr. Stanley Coren , autor del exitoso libro Cómo piensan los perros, señala:
“Esto se debe a la asimetría cerebral. El hemisferio izquierdo controla el lado derecho del cuerpo y es responsable de las emociones positivas”.
¡Pero esto es sólo la punta del iceberg! Los zoopsicólogos de la Universidad de Tokio han descubierto que la velocidad del movimiento también importa. Los movimientos rápidos indican emoción, los movimientos lentos indican incertidumbre.
Por ejemplo, si un perro se encuentra con un huésped que mueve activamente los brazos, su cola puede disminuir su velocidad: esto es una señal de alerta.
El dueño de un golden retriever, Maxim, de Novosibirsk, compartió su historia:
“Después de que comencé a prestar atención a la cola, me di cuenta de que Bonya me estaba “hablando”. Cuando me tomé unas vacaciones y comencé a caminar más, su cola empezó a menearse más a menudo y más alto”.
¿Qué pasa con la posición de la cola? Según National Geographic , los perros que mantienen la cola en alto (como los huskies) tienen más probabilidades de exhibir un comportamiento dominante, mientras que las razas que mantienen la cola baja (como los galgos) son más cautelosos.
Sin embargo, como señala la entrenadora de perros Anna Morozova, “esto no es una sentencia de muerte. “La socialización y el entrenamiento pueden corregir las tendencias naturales”. En el blog de la veterinaria Lidiya Petrova se describe un caso interesante: un carlino que metía constantemente la cola en el estómago dejó de hacerlo después de un tratamiento de terapia de juego.
Pero ¿cómo utilizar este conocimiento? Los expertos aconsejan observar a tu mascota en diferentes situaciones. Por ejemplo, si la cola tiembla al ver a un extraño, es motivo para reducir cuidadosamente la distancia.
Y los cambios bruscos de ritmo durante el juego pueden significar sobreexcitación: tal vez sea hora de tomar un descanso.
Lo principal es no sobrecargar al perro con atención: como advierte la zoopsicóloga Daria Klimova , “la vigilancia obsesiva de la cola puede provocar estrés. Confía también en otras señales: los oídos, la postura, la mirada”.