¿Alguna vez has notado que los tomates de algunas personas maduran en racimos como uvas, mientras que los de otras se marchitan antes de tener tiempo de cuajar?
No se trata de fertilizantes mágicos ni de variedades caras, sino de cómo tratas a tus plantas desde el principio.
Imagínate: plantas plántulas, las riegas, pero en lugar de crecer hacia arriba, comienzan a crecer como arbustos, formando docenas de brotes nuevos.

Cada uno de ellos se convierte en una rama separada cubierta de flores en un mes. ¿Suena a ciencia ficción? De hecho, esta es una técnica antigua que los residentes de verano modernos han olvidado.
Estamos hablando de pellizcar, de eliminar los brotes sobrantes. Pero hay aquí un matiz que lo cambia todo. La mayoría de la gente recomienda cortar los brotes laterales cuando alcanzan los 5-7 cm, pero el verdadero secreto es hacerlo... sin hacerlo en absoluto.
Más precisamente, no toques los dos primeros hijastros que aparecen en la base de la planta. Ellos, contrariamente a todas las recomendaciones, se convierten en la base de un arbusto poderoso.
Si los dejas desarrollarse, el tomate comenzará a crecer no hacia arriba, sino hacia afuera, formando más racimos.
Por supuesto, un arbusto así requiere ligas y más espacio, pero el resultado será sorprendente: puedes recolectar hasta 10-15 kg de fruta de una planta.
Lo principal es no olvidarse de alimentarlo una vez cada dos semanas con una mezcla de ceniza, yodo y suero.