Quizás hayas notado por tu propio ejemplo o por el de tus seres queridos que por la noche tienes un deseo especialmente fuerte de comer.
Hay varias razones para esto, y la principal es, por trivial que parezca, una fuerte sensación de hambre.
Esto se debe a que la gente suele desayunar temprano, almorzar entre las 12 y las 13 horas y cenar después del trabajo, alrededor de las 19 horas. Si no se toma un refrigerio ligero entre el almuerzo y la cena, al final del día el hambre se vuelve insoportable.
Algunos intentan saciarlo con una pequeña cena saludable, pero ella no consigue saciar el apetito insaciable. Como resultado, continúan comiendo toda la noche, hasta el momento en que llega la hora de acostarse.
Para evitar comer en exceso por la tarde y por la noche, organice su horario de modo que coma regularmente durante el día y acerque la cena con una sensación moderada de hambre. Por supuesto, debes comer hasta que te sientas moderadamente lleno.
La segunda razón por la que se puede comer todo lo que no está clavado por la noche es psicológica.
Si estás tratando de perder peso y por lo tanto intentas comer sano durante el día (lo cual no es igualmente sabroso), por la noche seguramente sentirás fatiga física y fatiga del componente volitivo, porque tu fuerza de voluntad ha estado bajo tensión todo el día.
Este estado de ánimo en el que te encuentras durante la noche te anima a comer más y, a menudo, optas por alimentos “poco saludables”.
Deja de centrarte en la comida adecuada: deja que el 15% de tu dieta sean dulces, patatas fritas, salchichas, etc. Esto no afectará de ninguna manera tu figura y la tentación de comer “alimentos prohibidos” desaparecerá.