Los empleados de la Universidad de Michigan decidieron organizar un estudio: sus resultados revelaron que la pizza puede provocar una especie de adicción.
Y todo porque los ingredientes de la pizza están perfectamente equilibrados: grasas, hidratos de carbono y sal.
Esto es exactamente lo que el cuerpo busca y lo que se requiere para activar los circuitos de recompensa del cerebro.
Pero eso no es todo: la pizza también contiene caseína, proteína de la leche.
Durante la digestión de los alimentos, se liberan caseomorfinas que, a su vez, estimulan la producción de dopamina, conocida como la hormona del placer.
Sin embargo, el amor generalizado por la pizza no se debe solo a los procesos químicos que ocurren en el cuerpo.
Este plato se ha convertido en uno de los más populares del mundo también por sus aspectos psicológicos.
La pizza nos atrae por su aroma y colores, que evocan experiencias agradables, y el proceso de comer pizza a menudo se desarrolla en una agradable compañía de amigos, lo que añade placer a la comida.