Desde la infancia, a la mayoría de nosotros nos han enseñado que la sopa debe ser una parte integral de nuestra dieta.
El razonamiento era el siguiente: los alimentos líquidos favorecen una buena digestión.
Pero ha llegado el momento de poner los puntos sobre las íes. Este plato puede resultar realmente útil para determinadas enfermedades.
Estos incluyen gastritis crónica, pancreatitis y otros. Pero al mismo tiempo, según el nutricionista Alexey Kalinchev, quien hizo tal declaración en una entrevista con Radio 1, las sopas sólo "molestan" a algunas personas.
El especialista está seguro: a causa de la sopa surge una falsa sensación de saciedad, que pasa muy rápidamente.
Por esta razón, las personas con sobrepeso deben evitar las sopas, especialmente durante el almuerzo, ya que se supone que esta comida es abundante.
El bajo valor energético de la sopa puede llevar a que poco después de consumirla la persona recurra a los refrigerios, y estos mismos refrigerios implican comer la comida equivocada.
Alexey Kalinchev aconseja a las personas obesas que dejen de tomar sopas, mientras que los niños y los pacientes con enfermedades gastrointestinales deberían consumir este plato con más frecuencia.