Si después del almuerzo o la merienda la sensación de hambre pronto vuelve a molestarte, conviene beber un vaso de agua limpia.
Esta es la forma más sencilla de reducir el apetito.
Hay que tener en cuenta que esto se debe únicamente al hecho de que muy a menudo una persona confunde hambre y sed.
La nutricionista Margarita Koroleva habló con más detalle sobre por qué sucede esto.
"Los centros de la sed y la saciedad en las estructuras del cerebro están cerca", cita el especialista de Moscú 24 .
El médico recomendó dar preferencia al agua tibia, que también mejora el funcionamiento del tracto gastrointestinal y de los conductos biliares.
La Reina señaló en una entrevista con los periodistas que no es sólo el agua lo que ayuda a resolver el problema. Destacó otro producto útil.
Como explicó el especialista, puedes optar por batidos de verduras. Como resultado, el cuerpo se satura y al mismo tiempo recibe importantes componentes nutricionales.