En un contexto de estrés, una persona puede comenzar a "comerse" emociones y problemas.
Si comer en exceso está asociado con problemas psicológicos, afrontarlo por su cuenta puede resultar difícil.
La nutricionista Elena Sviridova habló más detalladamente sobre el problema, escribe Izvestia .
Señaló que comer en exceso psicológicamente a menudo provoca sentimientos de culpa. Como resultado, la persona vuelve a ir al frigorífico porque se siente mal.
Pero ¿cómo distinguir el hambre real del hambre emocional? Aquí todo es sencillo. El verdadero hambre física se manifiesta por ruidos en el estómago, debilidad y malestar. Cuando se trata de hambre emocional, se asocia con pensamientos; una persona primero piensa en la comida y solo luego comienza a comer, pero no siempre comprende que en realidad no tiene hambre.
Sviridova recomendó no dejarse llevar por las emociones. Si quieres merendar, debes preguntarte si los frutos secos, las frutas, las ensaladas u otros alimentos saludables te ayudarán a combatir el hambre. Si la respuesta es no, entonces es una cuestión de hambre emocional.
Es posible afrontar el problema. Es importante aprender a reconocer y expresar las emociones, y no comérselas. También es necesario trabajar con las emociones para comprender qué causa exactamente la insatisfacción y lo que le hace comer en exceso.
Es recomendable considerar nuevas opciones para afrontar el estrés. Podrían ser paseos, pasatiempos, comunicación con sus seres queridos, baños calientes, etc.