Llegas a casa cansado y solo tienes un pensamiento en la cabeza: “¿Qué puedo cocinar rápido?”
Sándwiches, huevos revueltos, pizza descongelada. Pero imagina que en esos mismos 15 minutos puedes crear un plato que encantará a tu familia.
Y para ello no necesitas ni una multicocina ni un montón de ollas. Todo lo que necesitas es una sartén y un par de ingredientes básicos.

Empecemos con la pasta. Sí, los habituales que hay en todos los hogares. Cocínalos hasta que estén medio cocidos, luego transfiérelos a una sartén con la pasta de tomate, la crema y una pizca de pimiento rojo. Añade un puñado de queso rallado y cocina a fuego medio hasta que la salsa espese.
En sólo un par de minutos tendrás una pasta cremosa, como en una trattoria italiana. Cubra con albahaca fresca o perejil de bolsa (se conservan en el refrigerador durante semanas).
¿Te gusta la carne? El filete de pollo cortado en tiras finas se fríe durante 5-7 minutos. Mientras se cocina, mezcle la miel, la salsa de soja y el ajo machacado en una taza.
Vierta esta mezcla sobre la carne, agregue brócoli o judías verdes (las verduras congeladas siempre salvan el día) y en un par de minutos tendrá unos salteados asiáticos con un sabor brillante.
Y si quieres algo fuera de lo común, prueba la paella “perezosa”. En la misma sartén, sofreír el arroz con la cebolla y el ajo, verter el caldo (cubo + agua), añadir el marisco congelado y el pimentón ahumado.
Tapar y esperar 10 minutos. El arroz absorberá los sabores, el marisco se cocinará al vapor y tendrás un plato español sin horas de esfuerzo.
Las verduras también son protagonistas de las cenas rápidas. Cortar el calabacín, la berenjena y los tomates en rodajas, colocarlos en una sartén, rociar con aceite de oliva y espolvorear con hierbas provenzales. Hornear tapado durante 10 minutos y luego espolvorear con queso.
¡Listo! Las verduras soltarán jugo, el queso se derretirá y ya tendrás un pisto que no te dará vergüenza servir a tus invitados.
Y no te olvides de los huevos. Tortilla con lo que haya en la nevera: salchichas, queso, restos de verduras del día anterior. Batir los huevos con una cucharada de leche, verter en la sartén, añadir el relleno y mantener al fuego hasta que los bordes se cuajen.
Enróllalo y el plato parece sacado del menú de un brunch de un café.
El secreto del éxito está en los sabores multicapa y la secuencia correcta. Primero sofreír lo que tarda más en cocinarse (carne, cebolla), luego añadir las verduras y las salsas.
Y no tengas miedo de sustituir ingredientes: si no tienes crema, utiliza crema agria; si no tienes pollo, incluso salchichas cocidas servirán. Cocinar es una cuestión de libertad, no de reglas estrictas.
¡Cocina rápido, come con placer y ten menos platos sucios!