Un plato de hígado de pollo ya no te decepcionará por su amargor, sino que te deleitará con su agradable sabor.
Muchas personas se niegan a comer platos elaborados con hígado debido a su sabor amargo.
Esto no detiene a los verdaderos amantes del plato, pero los más quisquillosos lo apartarán y no tocarán su contenido.
El hígado es amargo debido al hecho de que durante el corte se dañó la vesícula biliar o el conducto grande. Este fenómeno no está muy extendido, pero las amas de casa se enfrentan a este problema de vez en cuando.
Puedes corregir el sabor antes de preparar el plato. Los despojos crudos se deben remojar en leche. Simplemente se vierte en un bol y se sumerge completamente el hígado en el líquido.
Remojar el producto durante unos 10-30 minutos. Todo depende del tamaño del hígado. La leche no solo neutraliza el amargor, sino que también le da al futuro plato una consistencia delicada.
Algunas amas de casa cuecen el hígado en leche. Esto le da a los productos un sabor y aroma más delicados.
Remojar en agua salada ayudará a aliviar el amargor. El producto debe mantenerse en el líquido durante 15-20 minutos y luego se puede freír o guisar.
