Observa atentamente tu almuerzo.
Todo parece familiar: un delicioso filete, unas patatas, un trozo de tarta.
Pero ¿alguna vez has pensado que algunos de estos alimentos pueden literalmente obstruir tu corazón?
Sí, sí, el mismo alimento que estamos acostumbrados a considerar inofensivo puede esconder una grave amenaza.
Muchas personas ni siquiera se dan cuenta de cuánta sal consumen por día.
Patatas fritas, salchichas, salsas preparadas: en estos productos se esconde bajo la apariencia de un potenciador del sabor.
El consumo excesivo de sal sobrecarga los vasos sanguíneos, aumenta la presión arterial y esto es un camino directo a los problemas cardíacos.
¿Quién puede resistirse a un pollo crujiente o a unas patatas fritas?
Es una lástima que estos platos sean ricos en grasas trans, que aumentan el nivel de colesterol malo.
Los vasos sanguíneos pierden elasticidad, lo que con el tiempo aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Tortas, pasteles, refrescos… el azúcar se encuentra prácticamente en todas partes.
El consumo excesivo conduce a la obesidad y a la resistencia a la insulina, que afectan negativamente al funcionamiento del corazón.
La carne roja, especialmente la carne procesada, contiene grasas saturadas. Aumentan el nivel de colesterol en la sangre, provocando obstrucción de las arterias.
Si es difícil renunciar a la carne, es mejor elegir cortes magros y reducir su consumo.
Las sopas preparadas, las pizzas congeladas y otros platos “rápidos” contienen sal, grasa y azúcar. Esta combinación no sólo es mala para el corazón, sino también adictiva.
El alto contenido de cafeína y azúcar en las bebidas energéticas hace que el corazón trabaje más.
Su uso constante puede provocar el agotamiento del músculo cardíaco.
