¿Comes frutos secos directamente de la bolsa? Entonces pierdes el 90% de sus beneficios.
Las personas longevas del Cáucaso y Japón lo saben: las nueces hay que remojarlas.
La causa es el ácido fítico, que bloquea la absorción de zinc, hierro y calcio.

Remojar en agua salada durante 8-12 horas neutraliza este “antinutriente”.
Pero eso no es todo. El agua activa las enzimas que convierten los frutos secos en un producto de fácil digestión.
¿Cómo funciona esto? Las almendras, por ejemplo, después de remojarlas, aumentan su contenido de vitamina E y las nueces aumentan su contenido de omega-3.
Los anacardos se vuelven más dulces y las avellanas pierden su sabor amargo.
El proceso es sencillo: cubrir las nueces con agua (1 taza por cada 2 tazas de nueces), agregar una cucharadita de sal marina y dejar a temperatura ambiente. Luego enjuagar y secar en el horno a 50°C.
Dato interesante: las nueces remojadas son menos irritantes para los intestinos. Si antes te causaban dolor de estómago, ahora el problema desaparecerá.
Otra ventaja es que se pueden germinar. Por ejemplo, las almendras, después de 3 días en agua, producen brotes 100 veces más ricos en antioxidantes. Agréguelos a las ensaladas: es sabroso e inusual.
¿Pero qué pasa si no hay tiempo? Compre nueces activadas: ya están remojadas. O comerlos crudos, pero no más de un puñado al día.
Recuerda: los frutos secos tostados y salados están vacíos. No sólo son inútiles, sino que además son perjudiciales debido a sus componentes cancerígenos.